CAPÍTULO 2: LA OTRA REALIDAD
Aturdida aún por el sueño, llego al baño y empiezo a
prepararme para un nuevo día de instituto. Me ducho en unos 5 minutos ya que no
tengo mucho tiempo o llegaré tarde. Me visto con una camiseta negra y unos
pantalones largos con una cadena al lado. Me arreglo el pelo y me lo dejo liso.
Me quedo un rato mirando mi pelo negro. Odio ese color. Me recuerda a lo que
más odio en todo el mundo, a la oscuridad. La odio desde ese día en el que lo
perdí todo en el accidente. Lo único que recuerdo de ese día es despertar entre
los restos del coche. Y allí estaban mis padres, sus cuerpos sin vida tirados
en la acera. Todo lo que veía era una oscuridad que me envolvía hasta que
desperté en el hospital. Unos primos lejanos me acogieron en su casa a desgana,
ya que eran los familiares más cercanos. Ni yo les gusto ni a mi me gustan.
Siempre que pueden me quitan la poca libertad que tengo y me prohíben
expresarme tal y como soy. Salgo del baño y miro la hora, son las 8:40. En diez
minutos entro y ya llego tarde. Entro rápido a mi habitación, cojo la mochila y
mi colgante. Es la única cosa que conservo de mi anterior vida. Un colgante en
forma de flor, una muy rara que no existe en este mundo. Tiene una gema roja al
centro. Siempre que caigo en depresión miro el colgante y me calmo.
Salgo deprisa y empiezo a correr lo más rápido que puedo
hacia el instituto. Consigo llegar cuando falta un minuto para que suene el
timbre. Siempre me pasa lo mismo. Llego por los pelos. Ir al instituto no me
anima nada, ya que no tengo a nadie esperándome. Soy esa clase de chica que no
habla en clase y que cuando llega a su casa se encierra en su habitación y solo
sale para comer o cenar. Después de dos
clases por fin llega el patio. Me voy a un rincón y empiezo a dibujar mi sueño.
No consigo encontrarle sentido y cada vez que pienso en el me viene a la mente
la oscura sala y automáticamente dejo de pensar en eso. El patio por lo general
es agradable, el problema es cuando viene Lorena. Es una compañera de clase que
fue conmigo al colegio. Siempre se a metido conmigo por como soy. Me odia desde
que un chico que a ella le gustaba empezó a ir conmigo a todas horas. Matt, se
llamaba, pero se mudo a otra ciudad y me quede sola. Lorena empieza a
insultarme, pero como llevo los auriculares puestos no la oigo muy bien. En si
no me molesta, hasta que me quita el cuaderno del dibujo. Me levanto y intento
cogerlo, pero sus otras dos amigas me retienen.
-¿Que as dibujado hoy?
-No es asunto tuyo, además dudo que lo entiendas*Le digo
mientras intento a acercarme a Lorena para quitarle mi cuaderno*
-Vamos a ver lo que hay dibujado*Dice mientras mira extrañada
el dibujo del prado y el puente* Esto es una bobada, no se entiende lo que es.
-Ya te dije que no lo entenderías.*Digo mientras consigo
quitarle el cuaderno de dibujo*
-Va, tan rara como siempre*Dice mientras me tira al suelo y
se van*
El resto del día transcurrió con normalidad. Llegue a mi
casa, escuche música durante un rato, cené y me fui a dormir. Quise dormirme lo
más rápido posible para volver a soñar y haber si por fin me enteraba que es lo
que pasaba. Me tomo una infusión para ayudarme a dormir y en cuanto me tumbe en
la cama me dormí.
Despierto en el prado, pero esta vez no me paro a verlo. Voy
corriendo hacia el puente y para mi sorpresa esta vez sí que me puedo acercar a
la chica que está tumbada. La observo un momento y veo que tiene el mismo
colgante que yo. Sorprendida lo cojo para observarlo más de cerca. De golpe la
chica se levanta. Del susto me caigo hacia atrás pegándome con la piedra de la
que se compone el puente. La chica no para de mirar hacia los lados hasta que
me ve.
-¿Dónde estoy ?*Pregunta aturdida*.
-No lo se, no te conozco.
-Me llamo Milda, y tu?
-Soy Nara.
Al momento de decirle mi nombre me doy cuenta que el golpe
que me he dado a sido demasiado real incluso sangro un poco. Es imposible que
sea un sueño. Entonces me doy cuenta que no estoy en mi mundo, estoy en mi
sueño.






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